LA ATENCIÓN
¿Qué es eso de la atención? ¿Por qué hablar de la atención? ¿Acaso no estamos permanentemente atentos? ¿Hay algo oculto que no sepamos sobre la atención?
La atención es la facultad más valiosa que tenemos los seres humanos, cualquier cosa sobre la que volquemos la atención nos convierte en esa cosa. Da lo mismo que sea algo grande o pequeño, interno o externo, trascendente o superficial, el hecho de mantenerlo en nuestra conciencia hace que el objeto de nuestra atención exista.
Si atendemos solamente a los impactos internos quedamos encerrados en nosotros mismos, aislados del exterior desaprovechando los valiosos datos que nos suministra el medio y, consecuentemente, perdemos objetividad. Por otro lado, si solo focalizamos la atención hacia los aspectos materiales de la vida permanecemos desconectados del plano espiritual.
Solo somos capaces de recordar aquello que hemos vivido con atención, aquello que hemos hecho que exista; los hechos vividos que transcurren si atención, se difuminan y desaparecen.
Las exigencias cada vez mayores a las que nos obliga el mundo de hoy, requieren cada vez un grado mayor de atención. A cada instante nos llegan multitud de impactos, situaciones, momentos que se pierden, solo con la atención adecuada es posible enriquecernos marcar la diferencia de calidad en nuestra vida.
Mucha gente cree que por no ir por ahí tropezando con los muebles o chocando con los transehúntes tienen activada su atención. En la mayoría de las personas, la atención se encuentra absorbida por batallas internas entre lo que quiero y lo que debo, entre lo que me gusta y me disgusta, entre lo que tengo y lo que deseo. Constantemente, como si fuera una veleta al viento, la atención gira de un lado a otro sin capacidad para detenerse y focalizarse.
Perdemos la atención por el miedo, las dudas, la envidia, los celos, por la ansiedad, las tensiones, los enfrentamientos, discusiones, por la insatisfacción, por las frustraciones, etc. Cuando alguien queda sin atención, porque le ha sido arrebatada por otros o por sus circunstancias personales, la persona es fácilmente manipulable hasta extremos insospechados. Debemos decidir si queremos disponer voluntariamente de nuestra atención, o por el contrario, seguir siendo un miembro más del rebaño.
El trabajo con la atención es parte importantísima del desarrollo personal. Sin atención no hay conciencia ni recuerdo y tampoco evolución consciente. Hay que aprender a “actuar desde uno mismo” sin condicionamientos ni engaños. Para eso es necesario aprender a vivir en el “aquí y ahora”, sabiendo lo que ocurre, tanto dentro como fuera de uno mismo.
¿Qué es lo que experimentas físicamente mientras lees estas líneas? ¿Eres consciente de tus pies y de cómo se sienten? ¿Y de tu espalda? ¿Y del estómago? ¿Te has percatado de los sonidos de hay ahora mismo y de cómo llegan a tus oídos? ¿Notas el tacto de la ropa sobre tu piel? ¿Estás pensando en alguna otra cosa mientras lees? ¿Qué preocupaciones son las que te inquietan? ¿Te estás enterando completamente del contenido de la lectura?
Disponer de la atención plena en el “aquí y ahora” implica ser consciente simultáneamente de todo lo anterior y mucho más.
Para comenzar a ser el dueño de tu propia atención, debes ejercitarte en tomar conciencia del aquí y ahora varias veces a lo largo del día. Para la mayoría de las personas los días pasan sin percatarse de su propia existencia, sin enterarse de lo que ocurre en su cuerpo, de muchas de sus emociones ni de los pensamientos que tienen. Por eso es tan importante adquirir el hábito de pararse de vez en cuando para chequearnos interna y externamente y afirmarnos: “Sé lo que sucede en mí. Estoy consciente de que existo”
Cada noche, al finalizar tu jornada o cuando te vayas a acostar, hazte y responde las siguientes preguntas:
Fuente: Salvado A. Carrión López. Director del Instituto Español de PNL
La atención es la facultad más valiosa que tenemos los seres humanos, cualquier cosa sobre la que volquemos la atención nos convierte en esa cosa. Da lo mismo que sea algo grande o pequeño, interno o externo, trascendente o superficial, el hecho de mantenerlo en nuestra conciencia hace que el objeto de nuestra atención exista.
Si atendemos solamente a los impactos internos quedamos encerrados en nosotros mismos, aislados del exterior desaprovechando los valiosos datos que nos suministra el medio y, consecuentemente, perdemos objetividad. Por otro lado, si solo focalizamos la atención hacia los aspectos materiales de la vida permanecemos desconectados del plano espiritual.
Solo somos capaces de recordar aquello que hemos vivido con atención, aquello que hemos hecho que exista; los hechos vividos que transcurren si atención, se difuminan y desaparecen.
Las exigencias cada vez mayores a las que nos obliga el mundo de hoy, requieren cada vez un grado mayor de atención. A cada instante nos llegan multitud de impactos, situaciones, momentos que se pierden, solo con la atención adecuada es posible enriquecernos marcar la diferencia de calidad en nuestra vida.
Mucha gente cree que por no ir por ahí tropezando con los muebles o chocando con los transehúntes tienen activada su atención. En la mayoría de las personas, la atención se encuentra absorbida por batallas internas entre lo que quiero y lo que debo, entre lo que me gusta y me disgusta, entre lo que tengo y lo que deseo. Constantemente, como si fuera una veleta al viento, la atención gira de un lado a otro sin capacidad para detenerse y focalizarse.
Perdemos la atención por el miedo, las dudas, la envidia, los celos, por la ansiedad, las tensiones, los enfrentamientos, discusiones, por la insatisfacción, por las frustraciones, etc. Cuando alguien queda sin atención, porque le ha sido arrebatada por otros o por sus circunstancias personales, la persona es fácilmente manipulable hasta extremos insospechados. Debemos decidir si queremos disponer voluntariamente de nuestra atención, o por el contrario, seguir siendo un miembro más del rebaño.
El trabajo con la atención es parte importantísima del desarrollo personal. Sin atención no hay conciencia ni recuerdo y tampoco evolución consciente. Hay que aprender a “actuar desde uno mismo” sin condicionamientos ni engaños. Para eso es necesario aprender a vivir en el “aquí y ahora”, sabiendo lo que ocurre, tanto dentro como fuera de uno mismo.
¿Qué es lo que experimentas físicamente mientras lees estas líneas? ¿Eres consciente de tus pies y de cómo se sienten? ¿Y de tu espalda? ¿Y del estómago? ¿Te has percatado de los sonidos de hay ahora mismo y de cómo llegan a tus oídos? ¿Notas el tacto de la ropa sobre tu piel? ¿Estás pensando en alguna otra cosa mientras lees? ¿Qué preocupaciones son las que te inquietan? ¿Te estás enterando completamente del contenido de la lectura?
Disponer de la atención plena en el “aquí y ahora” implica ser consciente simultáneamente de todo lo anterior y mucho más.
Para comenzar a ser el dueño de tu propia atención, debes ejercitarte en tomar conciencia del aquí y ahora varias veces a lo largo del día. Para la mayoría de las personas los días pasan sin percatarse de su propia existencia, sin enterarse de lo que ocurre en su cuerpo, de muchas de sus emociones ni de los pensamientos que tienen. Por eso es tan importante adquirir el hábito de pararse de vez en cuando para chequearnos interna y externamente y afirmarnos: “Sé lo que sucede en mí. Estoy consciente de que existo”
EJERCICIO
Cada noche, al finalizar tu jornada o cuando te vayas a acostar, hazte y responde las siguientes preguntas:
- ¿Qué he dado hoy? (un consejo, una risa, una limosna, una ayuda, etc.).
- ¿A quién? ¿De qué forma lo he hecho? ¿Qué acción buena o de ayuda desinteresada he dado hoy?
- ¿Qué he aprendido hoy? (sobre ti mismo, sobre tus comportamientos compulsivos, reacciones impulsivas o fuera de tono, actitudes incorrectas).
- ¿De quién he aprendido? ¿Qué más podría haber aprendido? ¿De quién más podría haber aprendido? ¿Quién ha sido un ejemplo para mí hoy?
- ¿Cómo ha contribuido el día de hoy a que sea mejor persona y cómo puedo utilizarlo como inversión para el futuro?
- ¿Cuál ha sido mi aportación a los demás?
- ¿Qué resultado de los obtenidos hoy puedo mejorar mañana?
- ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Estoy haciendo lo que corresponde para seguir el sentido de mi vida? ¿De qué estoy agradecido en la vida?
- ¿A quién y a qué le estoy agradecido? ¿Cómo manifiesto ese agradecimiento? ¿Qué puedo hacer hoy para manifestar mi agradecimiento?
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