Todo ser viviente irradia calor y energía; esto es lo que se conoce como Fuerza Vital (el Ki). Es una energía de tipo eléctrico que configura el organismo y determina el estado de salud o equilibrio de todo ser viviente y compone el campo magnético que los rodea y que se conoce como Aura.
El Aura envía y recibe energía desde el cuerpo físico hacia el campo energético universal, y viceversa, a través de unos canales energéticos (nadis) y unos conmutadores de energía (chackas). Según las teorías yóguicas, hay más de 22.000 canales o nadis rodeando el cuerpo físico, así como 7 chackras principales, reflejados a lo largo de la columna vertebral, y varios secundarios transpersonales e interconectados.
Cada uno de estos chackras está relacionado con un color, un elemento, unas emociones y unos órganos y funciones corporales. El bloqueo de energía en alguno de estos chackras, consecuencia de un desequilibrio emocional, dará como resultado una manifestación somática en los órganos o funciones asociadas al chackra en cuestión, además de una falta de energía vital y desmotivación a la hora de hacer las cosas.
Las posturas practicadas en Reiki equilibran los hemisferios cerebrales y armonizan los chackras y el campo energético, depuran y aumentan el flujo de la fuerza vital en el organismo y además relajan y rejuvenecen.
Las manos, herramienta base de varias técnicas de curación por el tacto, transmiten calor, consuelo y tienen poder curativo; además tienen la capacidad de expresar el cariño y el amor. Pensemos en qué hacemos instintivamente cuando nos golpeamos accidentalmente, cómo consuela una madre a su hij@ que se ha caído y se ha raspado las rodillas, o cómo los mamíferos lamen a sus crías o sus propias heridas.
La persona que recibe la iniciación en Reiki abre y libera de bloqueos su canal de comunicación con la Energía Universal, entra en contacto directo con la fuente inagotable lo que, no solo aumenta su capacidad de canalizar energía vital mejorando su propio estado de bienestar, sino que también puede transmitir esta energía a otras personas a través de sus manos, y sin agotar sus propias fuentes.
La iniciación no aporta nada nuevo, sólo pone en sintonía lo que ya había previamente en esa persona; es como enchufar una lámpara a la toma de corriente de una casa.
El reikista se convierte en un canal por el que fluye la Energía Vital Universal, y a través de sus manos llega a otros seres vivos, aumentando su propia fuerza vital y su poder de autocuración. El reikista sólo facilita el proceso de autocuración de la persona, es ésta quien se cura.
Reiki se puede aplicar en cualquier situación y sobre cualquier ser vivo, en incluso sobre objetos inanimados o sobre líquidos, medicamentos, bebidas o alimentos.
No tiene efectos secundarios ni contraindicaciones, pero tradicionalmente hay algunos casos en los que no se recomienda Reiki:
- Justo antes de una operación quirúrgica, ni durante, ya que Reiki podría reducir los efectos de la anestesia o cerrar las heridas, interrumpiendo el trabajo de los cirujanos.
- En fracturas óseas no colocadas. Se debe acudir siempre a la consulta de un sanitario y realizar la correspondiente radiografía y curas necesarias antes de recurrir a Reiki.
- En amputaciones recientes, no aplicar Reiki sin haber pasado antes por un hospital para intentar restituir el miembro amputado, ya que las heridas podrían cauterizarse demasiado rápido, imposibilitando la restitución.
- Recordar siempre no entrometerse en el proceso de sanación. No interviene la intención del reikista sino que actúa la Energía Vital Universal, aumentando la energía vital del receptor.
Autor: María Sáez Carramolino
Fundadora de MiMa Terapias Naturales y Co-creadora de Escuela de Salud Avalón
Fuente original: Reiki Esencial, Diane Stein
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